LA MARCHA NUPCIAL, EL ARROZ Y EL PASTEL DE BODAS

Sugerencias de Interés

Victoria, la hija mayor de la reina Victoria de Gran Bretaña, seleccionó personalmente «Lohengrin», escrita por Richard Wagner en 1848, al momento en que avanzaba hacia el altar, siendo «El sueño de una noche de verano», escrita por Félix Mendelssohn en 1826, la melodía que se escucharía cuando los recién casados salieran del templo.

Poco después las novias de estas islas, tanto las pertenecientes a la nobleza como las del pueblo llano, copiaron tal acto, con lo que se estableció toda una tradición occidental.

El arroz

El arroz según la costumbre oriental, es símbolo de la abundancia, de la riqueza que le espera a la nueva pareja, pero también hace alusión a la fertilidad, por lo que en la boda los invitados lanzan arroz al novio y a la novia con la esperanza de que la pareja tenga muchos hijos.

EL PASTEL DE BODAS

Como el trigo es desde hace largo tiempo símbolo de la fertilidad y la prosperidad, éste fue uno de los primeros cereales que se le arrojaban a la recién desposada, luego se esperaba que las jóvenes todavía solteras recogieran todos los granos que pudieran a fin de asegurarse su próximo matrimonio, tal como se hace hoy con el ramo de la novia.

Los reposteros de la antigua Roma alteraron esta práctica, ya que empezaron a elaborar pequeños dulces nupciales que en lugar de ser lanzados habían de ser comidos, sin embargo siguiendo la costumbre, los invitados a la boda a menudo le lanzaban a la novia estos dulces.

Posteriormente después de la boda un pan se rompería por encima de la cabeza de la novia simbolizando fertilidad y larga vida. Los invitados consideraban que las migas caídas aportaban buena suerte así que las recogían del suelo y se las comían, esta práctica que se difundió a través de Europa occidental se modificó un poco en Inglaterra, al acompañar estas migas con una cerveza especial a la que se daba el nombre de «cerveza nupcial».

Y precisamente en Inglaterra en el Medievo, se modificó el diseño del pan nupcial, cuando los invitados a una boda traerían pequeñas panes y los amontonarían. El novio y la novia los besaban, luego se les añadía una capa de azúcar glass y se repartían a los invitados. Es así que las tartas nupciales de hoy, deben su aspecto de varias capas a esta práctica.

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